BOGOR, Indonesia (10 de abril de 2012)_Los agricultores que trabajan arduamente en las pendientes del volcán Irazú de Costa Rica, están usando cercos eléctricos, pastos mejorados y “agricultura en curvas de nivel”- plantando sembradíos a lo largo de la pendiente – como parte de sus esfuerzos para luchar contra la erosión del suelo y conservar el agua en una región que ha sido declarada por los expertos como “altamente vulnerable” al cambio climático.
“La erosión del suelo limita la habilidad de los agricultores para reducir la pérdida del mismo, y al mismo tiempo, puede aumentar su demanda de fertilizantes y pesticidas para compensar la fertilidad perdida,” advirtió Raffaele Vignola del Programa de Cambio Climático y Cuencas de Costa Rica, de CATIE, y coautor de un estudio del Centro para la Investigación Forestal Internacional.
“A pesar de que algunos agricultores ya están empleando prácticas para la conservación del suelo, se necesita un mayor entendimiento para que se motiven a adoptar dichas técnicas como un medio de sostener la producción de alimentos en el largo plazo.”
El suelo volcánico de Irazú cubre cerca de la mitad de la demanda de papas y vegetales en Costa Rica. Sin embargo, el terreno natural inclinado también está expuesto a condiciones de clima extremo, tales como fuertes lluvias que exacerban la erosión del suelo. La alta escorrentía puede desencadenar la pérdida de la superficie de suelos más fértiles y así, disminuir su productividad en áreas aguas arriba, en tanto que el flujo de sedimento aguas abajo puede contaminar el manto freático, así como afectar la calidad del agua potable.
La situación actual en Costa Rica ya es delicada. Según Vignola, las lluvias extremas han aumentado “significativamente” en intensidad y frecuencia, y los expertos predicen que probablemente empeorarán en el futuro – un prospecto particularmente preocupante para un área donde el uso no sostenible de tierras marginales está propagado.
Son preocupantes los estimados del Ministerio del Medio Ambiente de Costa Rica que muestran que la reducida fertilidad del suelo y su erosión ocasionaron una caída de 7.7 por ciento en el Producto Interno Bruto, en la agricultura del país de1970 a1989.
Sin embargo, existen algunas estrategias disponibles para los agricultores en Costa Rica que pueden ayudar a reducir los impactos negativos de la agricultura en el suelo. La agricultura en curvas de nivel, práctica de labrar la tierra en pendientes a lo largo de líneas de elevación consistente creando surcos, hileras de cultivos y carriles a lo largo de las pendientes, ayuda a reducir la velocidad del agua que corre aguas abajo, reduciendo así su energía para remover partículas del suelo. Este método también contribuye a que las hileras de cultivo actúen como reservorios para captar y retener el agua de lluvia, permitiendo una mayor infiltración y una distribución más uniforme del agua. Los cercos eléctricos también pueden hacer que los suelos sean menos susceptibles a la erosión ayudándolos a controlar el movimiento del ganado y regulando la carga de peso que puede compactar los suelos.
Si bien muchos agricultores ya están utilizando estos métodos, Vignola y los otros científicos enfatizan la urgencia de lograr que más personas adopten métodos de conservación del suelo. A pesar de alguna ayuda del gobierno y del sector privado, más del 70 por ciento de los entrevistados durante el estudio admitió no estar involucrado en programas de conservación.
Pero presionar para la adopción de mejores prácticas de gestión del suelo es más sencillo en palabras que en hechos. De acuerdo con los resultados del estudio, los agricultores en la Cuenca de Birris mostraron poco conocimiento acerca del riesgo que significan los extremos del cambio climático en sus suelos, sin embargo estaban seriamente preocupados por el impacto de las actividades humanas (agricultura y crianza de ganado lechero).
A pesar de sus inquietudes, los agricultores que tenían una percepción más alta de los riesgos, fueron también quienes probablemente adopten en menor medida esfuerzos de conservación. Los científicos creen que esto se debe a un entendimiento limitado de las consecuencias de sus actividades agrícolas y de la exposición diaria a la erosión, las mismas que posiblemente dan la “ilusión de control y/o pequeñas pérdidas”. El estudio indica que algunos agricultores también fueron disuadidos por temor a los altos costos de implementación, especialmente aquellos que cultivan en tierras más pequeñas donde una mayor proporción de tierra productiva tendría que ser dedicada a la conservación.
Vignola dijo que la “percepción del problema es común, y la habilidad para enfrentarlo está en función principalmente de la asistencia técnica.”
Así, el estudio argumenta que los programas para conservación del suelo deberían ser fortalecidos para promover un mejor entendimiento de las causas, consecuencias (dentro y fuera del lugar) y la limitación de suelos y soluciones tecnológicas en la prevención de la erosión. También sostiene que los programas de asistencia técnica podrían ayudar a que los agricultores mejoren su entendimiento sobre las causas de la erosión, lo que a su vez podría mejorar sus posibilidades de adopción.
“La educación está relacionada con el conocimiento de las consecuencias de las prácticas de gestión de suelos y de soluciones alternativas, que a su vez pueden influenciar el comportamiento” dijo Vignola.
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