Allanando el camino de los formuladores de políticas en medio de la incertidumbre climática

TURRIALBA, Costa Rica (30 de diciembre de 2013) _Un clima cada vez más caliente y seco en América Central y México durante los próximos 20 años podría afectar negativamente la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de la región, sugieren nuevos estudios. Esto plantea desafíos singulares para los agricultores, formuladores de políticas y gobiernos en la región mesoamericana, según investigación presentada en una conferencia realizada este año en Costa Rica. “Para 2020 o 2030, América Central podría encontrarse en una situación sin precedentes históricos”, sostuvo Pablo Imbach, agrónomo y especialista en manejo de cuencas de Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, CATIE). Durante la séptima conferencia de la Serie Interamericana de Conferencias Científicas Henry A. Wallace, realizada con ocasión del 40 aniversario de la creación del CATIE, Imbach advirtió que las mediciones en la región sugieren un alza constante en la temperatura media.
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El cambio climático podría reducir la escorrentía en la región mesoamericana y favorecer una transición de especies de bosques tropicales húmedos a una vegetación más apropiada para climas secos, dijo Bruno Locatelli, investigador del Centro para la Investigación Forestal Internacional. CIFOR/Tomas Munita

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El cambio climático podría reducir la escorrentía en la región mesoamericana y favorecer una transición de especies de bosques tropicales húmedos a una vegetación más apropiada para climas secos, dijo Bruno Locatelli, investigador del Centro para la Investigación Forestal Internacional. CIFOR/Tomas Munita

El cambio climático podría reducir la escorrentía en la región mesoamericana y favorecer una transición de especies de bosques tropicales húmedos a una vegetación más apropiada para climas secos, dijo Bruno Locatelli, investigador del Centro para la Investigación Forestal Internacional. CIFOR/Tomas Munita

TURRIALBA, Costa Rica (30 de diciembre de 2013) _Un clima cada vez más caliente y seco en América Central y México durante los próximos 20 años podría afectar negativamente la biodiversidad y los servicios ecosistémicos de la región, sugieren nuevos estudios. Esto plantea desafíos singulares para los agricultores, formuladores de políticas y gobiernos en la región mesoamericana, según investigación presentada en una conferencia realizada este año en Costa Rica.

“Para 2020 o 2030, América Central podría encontrarse en una situación sin precedentes históricos”, sostuvo Pablo Imbach, agrónomo y especialista en manejo de cuencas de Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza, (CATIE). Durante la séptima conferencia de la Serie Interamericana de Conferencias Científicas Henry A. Wallace, realizada con ocasión del 40 aniversario de la creación del CATIE, Imbach advirtió que las mediciones en la región sugieren un alza constante en la temperatura media.

Las tendencias en la precipitaciones son menos claras. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, probablemente haya menos escorrentía en la región y una transición de especies de bosques tropicales húmedos a una vegetación más apropiada para climas más secos, según Bruno Locatelli, especialista en bosques e hidrología del Centro para la Investigación Forestal Internacional y el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD).

A partir de una simulación de las interacciones entre el agua y la vegetación, Imbach y Locatelli determinaron que es muy probable que en el futuro cambien la densidad y la estructura de la vegetación, los ecosistemas y las funciones ecosistémicas, especialmente en áreas donde el paisaje arbóreo es reemplazado por pastizales.

La vegetación y la escorrentía interactúan de formas complejas, dijo Imbach. Las variaciones en las precipitaciones, la temperatura y la humedad pueden cambiar tanto la densidad como la composición de la vegetación. Cuando las plantas tienen acceso a más agua, tienen más hojas, transpiran más (emiten vapor) y reducen la escorrentía. Si el suelo es más seco, pierden las hojas o mueren, permitiendo que más agua se escurra.

A diferencia de otros estudios, los escenarios simulados por Imbach, Locatelli y sus colegas tomaron en cuenta estas interacciones, lo que les permitió obtener predicciones más detalladas de los posibles cambios en la vegetación bajo diferentes escenarios de cambio climático.

“Combinamos 136 escenarios diferentes para determinar la probabilidad de cambios en las características de los ecosistemas”, dijo Locatelli.

Por ejemplo, al calcular la probabilidad de la escorrentía en este grupo de escenarios, en lugar de considerar simplemente los cambios promedio, este análisis puede ayudar a los formuladores de políticas a definir prioridades para áreas objetivo específicas en Mesoamérica.

“Es posible que exista incertidumbre sobre algunos aspectos del cambio climático, pero sabemos que en algunos lugares, como en Yucatán (sudeste de México) la menor disponibilidad de agua es casi segura en los escenarios considerados”, dijo Locatelli.

Con este conocimiento, los formuladores de políticas de esta zona podrían invertir recursos en proyectos y programas que les permitan prepararse para un futuro más seco. Si las posibilidades fueran bajas, las prioridades serían otras, dijo Locatelli.

Entender las probabilidades de diferentes escenarios para las áreas locales también puede ayudar a los funcionarios de los gobiernos locales a determinar la vulnerabilidad de las personas frente al cambio climático y tomar medidas para ayudarlos a adaptarse. Esto exige planificación, tanto a nivel nacional como local, dijo Locatelli.

Los agricultores, por ejemplo, se preocupan por el impacto de la variación anual en las temperaturas y las lluvias sobre sus cultivos, dijo.

Los formuladores de políticas, si bien tienen una visión de más largo plazo, no consideran necesariamente que el cambio climático sea una amenaza seria, según un estudio llevado a cabo por CIFOR.

“Estamos hablando de los impactos que probablemente ocurran en el futuro en la región mesoamericana dado nuestro conocimiento actual el sobre cambio climático”, dijo Locatelli. “Los resultados de nuestro trabajo pueden ayudar a los formuladores de políticas, diseñadores de proyectos y practicantes nacionales a decidir cómo adaptarse al cambio climático”.

Para mayor información sobre los temas discutidos en este artículo, puede ponerse en contacto con Bruno Locatelli a través del siguiente correo electrónico: b.locatelli@cgiar.org

Esta investigación forma parte del Programa de Investigación del CGIAR Bosques, Árboles y Agroforestería y cuenta con el apoyo del proyecto Manejo Sostenible de Territorios Agropecuarios en Mesoamérica (MESOTERRA) del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).

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