REDD+ en la práctica: consecuencias imprevistas en la Amazonia brasilera

, Friday, 23 Jan 2015
Cría de ganado en São Félix do Xingu, un municipio del estado amazónico de Pará, Brasil. La deforestación en este lugar era tan grave que el Gobierno brasileño decidió agregarlo a su “lista negra” de deforestación. Fotografía: Rodrigo Calvet.
Cría de ganado en São Félix do Xingu, un municipio del estado amazónico de Pará, Brasil. La deforestación en este lugar era tan grave que el Gobierno brasileño decidió agregarlo a su “lista negra” de deforestación. Fotografía: Rodrigo Calvet.

Cría de ganado en São Félix do Xingu, un municipio del estado amazónico de Pará, Brasil. La deforestación en este lugar era tan grave que el Gobierno brasileño decidió agregarlo a su “lista negra” de deforestación. Fotografía: Rodrigo Calvet.

BOGOR, Indonesia — Cuando la investigadora brasileña Maria Fernanda Gebara recuerda su primera visita al municipio amazónico de São Félix do Xingu, en 2010, lo primero que viene a su mente es el humo.

“Todo el tiempo que trabajé allí me ardían los ojos”, dice. El humo provenía de los fuegos provodados por agricultores, que quemaban la selva tropical para convertirla en tierras de pastoreo.

“Todo lo que podía oler eran el humo y el polvo, porque era la estación seca. Realmente se trataba de una tierra de nadie, donde uno podía hacer lo que quería”, señala Gebara.

“Mi primera impresión fue que si REDD+ llegaba a funcionar allí, entonces podía funcionar en cualquier lugar del mundo”.

REDD+ es el acrónimo para “reducción de  emisiones de carbono derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques”, una idea para la mitigación del cambio climático respaldada por la ONU, que surgió en 2007 y desde entonces ha sido aplicada en iniciativas piloto en diferentes lugares del trópico.

Gebara se encontraba trabajando en São Félix do Xingu como parte de un equipo del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) que ha analizado y comparado 22 iniciativas de este tipo en América Latina, África y Asia, y publicado estos hallazgos en una reciente publicación

Y en 2010, São Félix do Xingu —un enorme municipio del tamaño de un país, en el estado brasileño de Pará— llevaba la delantera en la deforestación mundial.

A partir de 2001, registró una de las peores tasas de deforestación en la Amazonia, y en 2008 fue añadido a la “lista negra” del Gobierno brasileño de los 43 municipios con mayores tasas de deforestación, lo que significó, entre otras cosas, que los agricultores de esa jurisdicción vieron bloqueado su acceso al crédito para ganadería y actividades conexas.

Toda una serie de iniciativas —municipales, estatales, nacionales y dirigidas por ONG— trataron de enfrentar el problema de la deforestación, entre ellas la ONG internacional The Nature Conservancy (TNC), con un programa que originalmente se denominó como iniciativa de REDD+ pero que ahora se conoce como “The Sustainable Landscape Pilot Program” (Programa Piloto de Paisajes Sostenibles).

Este es el programa que Gebara fue a investigar a São Félix do Xingu (lea su capítulo aquí, en inglés).

La iniciativa tiene como objetivo involucrar a diferentes actores locales para crear un escenario político y económico favorable para reducir la deforestación.

PAISAJES SOSTENIBLES, CONSECUENCIAS IMPREVISTAS

TNC eligió São Félix do Xingu “porque es algo así como un microcosmos de la Amazonia”, dice Gebara.

“Allí se pueden encontrar las diferentes realidades de propiedad de la tierra, usos de la tierra y actores: pequeños agricultores, granjas familiares, grandes ganaderos, tierras indígenas, minería, por lo que es muy interesante pensar en soluciones en un paisaje vasto de este tipo”, añade.

Y TNC utiliza un “enfoque de paisajes”, que involucra a esta diversa variedad de actores en el programa. Para hacerlo, la iniciativa necesitaba adoptar una mezcla de distintas estrategias e incentivos para alentar la reducción de la deforestación, tales como ordenamiento territorial, asistencia técnica y alternativas de producción sostenibles para pequeños agricultores; financiamiento y gestión para zonas indígenas; y asistencia en la aplicación de leyes ambientales.

TNC también cumplió un papel clave como broker semineutral entre los diversos grupos de interés del paisaje, dice Gebara.

“Ayudó a crear la sensación de que todo el mundo necesitaba trabajar de manera conjunta para cambiar la situación, para sacar al municipio de la lista negra, para terminar con el embargo y para lograr las tasas de deforestación requeridas por el Ministerio del Medio Ambiente”, señala.

Una de las estrategias en las que TNC se centró inicialmente, dice Gebara, fue clarificar la tenencia de la tierra, un problema persistente para las iniciativas de REDD+ en todas partes, desde Perú hasta Indonesia, pues una tenencia poco clara no solo aumenta la sensación de inseguridad de las personas, sino que los dueños del bosque tiene que tener muy claro si ellos van a recibir beneficios por mantenerlo en pie, o sanciones por cortarlo.

Con la nueva Ley Forestal (12.651 / 2012), Brasil hizo obligatorio el mapeo y registro de todas las propiedades rurales  a través de un sistema gubernamental conocido como CAR (Catastro Ambiental Rural), el primer paso hacia una clarificación de la tenencia. Una de las condiciones para que los municipios dejen de pertenecer a la lista negra de deforestación es que al menos el 80%de las propiedades privadas estén registradas.

Lecciones de estudios de caso de REDD+: paisajes sostenibles en São Félix do Xingu, Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR)

TNC brindó apoyo técnico y financiero para que esto ocurriera en São Félix do Xingu, y a la fecha más del 80%de las propiedades se han inscrito en el CAR.

Este éxito, sin embargo, tuvo consecuencias imprevistas: aunque la deforestación en el municipio se redujo en términos generales,  en realidad aumentó en las áreas que habían sido inscritas.

¿Por qué? Porque una vez que los propietarios se inscriben en el CAR, pueden acceder a subsidios agrícolas y ganaderos del gobierno que anteriormente les estaban bloqueados por pertenecer a la lista negra;, esto les proporcionó el dinero que necesitaban para comenzar a despejar otras áreas del bosque para tierras de pastoreo, dice Gebara.

La investigadora afirma que esta es una lección importante: los promotores de Brasil necesitan combinar la inscripción en el CAR con otros incentivos. TNC está empezando a hacerlo, dice Gebara, educando a la gente sobre otros tipos de créditos gubernamentales a los que pueden acceder si dejan de deforestar, tales como el Programa Federal de Agricultura Baja en Carbono (ABC).

LOS RETRASOS IMPORTAN

El programa TNC en São Félix do Xingu, como muchas iniciativas piloto de REDD+, soportó  la incertidumbre global de los últimos años sobre el futuro de REDD+ y la falta de un acuerdo mundial sobre el cambio climático que incluya la deforestación.

Y fueron los pequeños agricultores más pobres del municipio quienes se llevaron el peor impacto, dice Gebara.

En 2013, la implementación de las iniciativas del programa se retrasó debido a que los fondos de carbono que TNC había anticipado aún no se habían materializado debido a la incertidumbre mundial sobre REDD+.

“Creo que el retraso a nivel internacional fue realmente crítico en este caso, porque los donantes, los ejecutores y los promotores estaban esperando a ver qué pasaba, y este retraso fue muy malo en el terreno”, afirma.

Aunque los pequeños agricultores habían reducido la deforestación principalmente a causa del embargo federal, en 2013 muchos le dijeron a Gebara que sentían que no estaban recibiendo nada a cambio.

 Las personas necesitan ver que las cosas suceden. Los pequeños productores necesitan ver las alternativas que REDD+ supuestamente crea.

“Estaban preocupados por lo que pasaría. Algunos ya se estaban quejando de que corrían el riesgo de morir de hambre porque no habían producido suficientes alimentos para esa temporada, y había quienes ya se estaban mudando a otros municipios donde podrían talar suficiente bosque para hacer pastar su ganado o plantar cultivos”, señala.

Los grandes propietarios tenían más capacidad de adaptación, pero la vida es precaria para el agricultor de subsistencia más pobre, dice Gebara.

“Está aumentando la desigualdad social. Están deteniendo la tala de árboles, lo cual es bueno, ya que los pequeños agricultores son un importante impulsor de la deforestación en este municipio; pero es malo en términos de impacto social”, afirma.

Uno de los miembros de la comunidad le dijo a Gebara que las estrategias de mando y control y de monitoreo, como el embargo y el programa de registro de tierras, “detienen el humo pero no resuelven el problema”, lo que quiere decir que sin alternativas viables para los pequeños agricultores, es muy probable que las reducciones en la deforestación se den solamente a corto plazo.

TNC está implementando más intervenciones este año, pero Gebara dice que todo el proceso tiene que ocurrir más rápidamente si se quiere convencer a los pequeños agricultores de los beneficios.

“Las personas, necesitan ver que las cosas suceden. A pesar de toda la información que TNC proporciona, los pequeños productores necesitan ver las alternativas que REDD+ supuestamente crea”, dijo.

“A veces pienso que hablamos demasiado porque nos preocupa de que haya un proceso adecuado de consulta informada. En el caso de São Félix los pobladores están empezando a cansarse de hablar, quieren ver las alternativas”.

¿ES REDD+? NO ESTÁ TAN CLARO

La iniciativa de TNC en São Félix do Xingu ya no se llama a sí misma un proyecto de REDD+.

Es una de varias iniciativas de Brasil y Camerún que han rechazado la etiqueta de REDD+, señala Erin Sills, autora principal del nuevo libro de CIFOR, REDD+ on the Ground (REDD+ en la práctica).

“En Brasil y en muchas de las iniciativas, los promotores han estado muy preocupados por la gestión de las expectativas con relación a REDD+”, dice.

“Ha habido preocupación por la mercantilización, y la idea de que atraería a ‘vaqueros del carbono’ y personas que quieren apoderarse de los recursos forestales para beneficiarse de los créditos de carbono, y eso les llevó a pensar que la etiqueta de REDD+ estaba creando más controversia que beneficios”, señala.

“Ahora TNC saben claramente que REDD+ por sí mismo realmente no va a abordar el problema de mitigación del cambio climático, y necesita pensar de manera más amplia, entre sectores y entre partes interesadas”.

En este proceso, dice Maria Fernanda Gebara, el programa de São Félix do Xingu muestra cómo REDD+ está perdiendo algunos de los elementos que inicialmente lo convirtieron en una novedad, como su estrecho enfoque en la mitigación del cambio climático y el financiamiento basado en evidencia.

Entonces, ¿Todavía podemos hablar de REDD+? ¿Está funcionando?

“Depende de cómo veas a REDD+. Realmente no lo considero  un enfoque basado en el mercado, limitado a pagos por servicios ambientales. Para mí, se trata de cambiar instituciones, crear coaliciones, como TNC ha estado tratando de hacer”, dice.

Si funciona, dice, dependerá de la rapidez con que pase a la “Fase 2”, la implementación de las medidas en la práctica.

“Si iniciativas como esta ayudan a influir en las reformas fundamentales de política, y a eliminar los incentivos que impulsan la deforestación, esto permitirá un cambio transformador que sobrevivirá a REDD+”.

Para obtener más información acerca de los temas de esta investigación, por favor póngase en contacto con Maria Fernanda Gebara en mfgebara@gmail.com o William Sunderlin en w.sunderlin@cgiar.org.

El Estudio Comparativo Global de CIFOR sobre REDD+ cuenta con el apoyo de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (NORAD), el Departamento Australiano de Asuntos Exteriores y Comercio (DFAT), la Unión Europea (UE), el Reino Unido y el Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería, con apoyo financiero del Fondo CGIAR.

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