En el pasado Día Mundial del Suelo, que se celebra cada 5 de diciembre, expertos y representantes de la sociedad civil que se reunieron en la última edición de la Cumbre del Clima de la ONU instaron a los líderes mundiales a reconocer el papel de los suelos sanos en la consecución del Acuerdo de París.
A través de un llamado instaron a que estos ecosistemas, durante mucho tiempo ignorados, figuren en las declaraciones de la COP28 y en los planes para sistemas alimentarios más sostenibles.
Representantes de los sectores científico, financiero, político, empresarial y de organizaciones de base destacaron la importancia de la gestión sostenible del suelo en un evento organizado en paralelo a la COP28 por el Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Internacional de Investigación Agroforestal (CIFOR-ICRAF), que codirige la Coalición de Acción por la Salud del Suelo (CA4SH por sus siglas en inglés).
El evento se realizó en un contexto nuevo en que los suelos están pasando a un primer plano en los debates sobre el clima, como demuestra la Declaración de los Emiratos Árabes Unidos sobre Agricultura Sostenible, Sistemas Alimentarios Resilientes y Acción Climática respaldada por más de 150 países, y un llamado a la acción de más de 100 agentes no estatales. Ambas medidas se basan en la Resolución sobre la salud del suelo CA4SH lanzada en la COP27.
“Los suelos sanos son la base misma de nuestros sistemas alimentarios y proporcionan servicios ecosistémicos vitales”, afirmó Éliane Ubalijoro, CEO de CIFOR-ICRAF, ante una sala llena.
“Secuestran carbono, regulan el ciclo del agua y los nutrientes y albergan biodiversidad. Los suelos son la piel de la Tierra, pero no los tratamos tan bien como deberíamos”.
Los suelos almacenan tres veces más carbono que la atmósfera y pueden albergar más biodiversidad en una cucharada que el número de seres humanos en la Tierra, afirmó Leigh Winowiecki, líder del equipo de investigación sobre la salud del suelo y la tierra de CIFOR-ICRAF. La científica señaló la urgente necesidad de incluir los suelos en la agenda climática por su enorme contribución a la adaptación y la mitigación.
Sin embargo, al menos un tercio de la superficie terrestre está degradada, lo que significa que los suelos están perdiendo su capacidad de sostener el crecimiento de las plantas, la biodiversidad y los servicios medioambientales debido al uso insostenible de la tierra –principalmente, malas prácticas agrícolas– y al cambio climático.
Suelos sanos para las personas, el clima y la naturaleza
Los oradores destacaron que los suelos sanos son esenciales para alcanzar los objetivos mundiales de neutralidad climática, biodiversidad y degradación de la tierra, y señalaron la necesidad de cerrar las brechas entre las tres Convenciones de Río en los frentes de la política, la financiación y la implementación.
“Queremos que se preste más atención al suelo en todos estos marcos, y también es muy importante que la COP28 tenga en cuenta la alimentación y la agricultura en el Balance Mundial [de los progresos hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París]”, afirmó Martina Fleckenstein, gerente de política global de prácticas alimentarias de WWF International, quien pidió coherencia política.
Según Nikita Eriksen-Hamel, experta de la División del Sistema Alimentario de Asuntos Mundiales de Canadá, la falta de coherencia política se refleja en los flujos internacionales de financiación. En otras palabras, es poco probable que un proyecto que mejore las prácticas agrícolas y la salud del suelo obtenga financiación destinada al “clima” o la “biodiversidad”, aunque contribuya directamente a ambos.
Los sistemas alimentarios actuales son una parte importante del problema que atañen al clima, la biodiversidad y la tierra: ocupan el 40 % de la superficie terrestre y son responsables del 80 % de la deforestación y del 70 % del uso de agua dulce. Pero la agricultura, argumentaron los ponentes, también puede y debe ser parte de la solución.
“Actuar como de costumbre ya no es posible”, afirmó Paul Luu, secretario ejecutivo de la ‘Iniciativa 4/1000: Suelos para la seguridad alimentaria y el clima’. “Sabemos perfectamente que los sistemas alimentarios y los suelos son esenciales para cumplir los objetivos del Acuerdo de París”.
De acuerdo con Luu, para hacer realidad ese potencial los países deben promulgar políticas que incentiven las prácticas agroecológicas, combinando lo último en investigación con los conocimientos tradicionales de probada eficacia, así como poner en marcha mecanismos de supervisión adecuados para hacer un seguimiento de los avances y realizar los ajustes necesarios.
Ponentes en el evento sobre salud del suelo en la COP28. Foto de James Baker
Además, los esfuerzos para devolver la salud a los suelos deben incluir a los grupos de todas las edades y a todos los actores, considerando la cadena que va desde la finca hasta la mesa. Especialmente deben ser llamados a la mesa los pequeños agricultores, que producen un tercio de los alimentos del mundo, como señalaron la presidenta de la Federación de Agricultores de África Oriental, Elizabeth Nsimbanda, y la directora de Jóvenes Profesionales para el Desarrollo Agrícola, Genna Tesdall.
Contribuciones del sector privado
Como representantes del sector privado, una plataforma de carbono en el suelo, un banco y una empresa especializada en nutrientes y tecnologías para la producción de alimentos debatieron sobre modelos empresariales y financieros innovadores para apoyar una transición hacia paisajes agrícolas más sostenibles y resilientes.
En África, la empresa OCP, con sede en Marruecos, ha ayudado a dos millones de pequeños agricultores a personalizar su uso de fertilizantes, y también está desarrollando soluciones para prácticas agrícolas de carbono, es decir, prácticas agrícolas que secuestran carbono o reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
A su vez, la plataforma europea de carbono en el suelo Agreena está conectando a los agricultores con el mercado voluntario de carbono para incentivar financieramente su transición a la agricultura regenerativa y ampliar la eliminación de carbono.
“La financiación es muy importante, pero también lo es el desarrollo de capacidades”, afirmó Erica Jonhston, responsable de Asuntos de Sostenibilidad de Agreena.
“La agricultura regenerativa es una forma totalmente nueva de cultivar para mucha gente en todo el mundo, así que tenemos que proporcionar una base de conocimientos”.
“Curiosamente, en el mundo bancario, los agricultores que tienen prácticas más sostenibles son considerados de mayor riesgo, porque los banqueros no tienen en cuenta la degradación del suelo”, indicó Roland Van der Vorst, jefe de Innovación de Rabobank y CEO de Rabo Carbon Bank.
“En su lugar, nosotros les incentivamos para que mejoren la salud del suelo”.
Bajo esa premisa, están financiando planes agroforestales a gran escala en regiones como Asia y América Latina, y pretenden lanzar un fondo de 200 millones de dólares en los próximos 12 meses para prefinanciar plantones para la agroforestería de pequeños productores. La idea es que los agricultores reciban financiación para plantar los árboles; luego utilizarán el dinero de los créditos de carbono para devolver el préstamo y, con el tiempo, obtener beneficios.
Aprovechar el impulso
En los últimos 15 años, los países africanos han tomado conciencia de la urgencia de hacer frente a la degradación del suelo y han asumido que la salud del suelo y la brecha de productividad de la región no se solucionarán solo con fertilizantes. El impulso seguirá creciendo, ya que la Unión Africana (UA) está organizando una gran cumbre sobre fertilizantes y salud del suelo en el presente año.
“El aumento de la atención política sobre los suelos sanos como base de sistemas alimentarios resilientes es una oportunidad”, afirmó Estherine Fotabong, directora de Agricultura y Sistemas Alimentarios y Sostenibilidad Ambiental de la Agencia de Desarrollo de la UA. “Una oportunidad para impulsar las políticas, prácticas e inversiones que necesitamos para reconstruir nuestros suelos”.
Ubalijoro animó a todas las instituciones y sectores preocupados por el suelo a aprovechar al máximo los conocimientos generados por CIFOR-ICRAF a lo largo de décadas: “Nuestro trabajo proporciona una investigación sólida y práctica sobre la salud del suelo y la tierra a través de un Laboratorio de Diagnóstico Espectral de Suelos y Plantas de última generación y una extensa base de datos de indicadores de la salud del suelo y la tierra. Así que, por favor, póngase en contacto con nosotros si trabaja en este ámbito”.
Agenda 2024
Como parte de su participación en la UNEA-6, la Coalición buscó garantizar que la salud del suelo se incluya en los debates sobre la tierra, las soluciones basadas en la naturaleza y los sistemas alimentarios, incluso en las Resoluciones propuestas. Además, entre marzo y abril de 2024, CA4SH organizará una sesión mensual de seminarios web sobre las vías para integrar la ciencia, la política y la práctica para impulsar la agenda urgente de la salud del suelo.
El primer evento en línea explorará cómo crear un entorno político propicio para la salud del suelo con vistas a traducir los compromisos de alto nivel en mecanismos y acciones concretas. En otras sesiones se abordará la necesidad de apoyar las inversiones de los agricultores en reservas de carbono en el suelo mediante prácticas agrícolas regenerativas, y de aprovechar las tecnologías para supervisar a escala los aspectos físicos, químicos y biológicos de la salud del suelo.
En la celebración del centenario y el congreso de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS por sus siglas en inglés) que tendrán lugar del 19 al 21 de mayo en Italia, el CA4SH llevará a cabo sesiones adicionales sobre los avances en la vigilancia de la salud del suelo, y destacará las oportunidades de incluir la salud del suelo en políticas y estrategias como los planes nacionales sobre el clima y las medidas adoptadas en el marco de las Convenciones de Río.
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