La ciencia ciudadana involucra activamente a las personas para producir nuevos conocimientos científicos. Comprometer a una comunidad más amplia, y no solo a aquellos que se consideran científicos, es un elemento relevante de la agroecología. Sin embargo, en la práctica, el grado en que los ciudadanos se involucran en tales proyectos puede variar de manera considerable.
Para ayudar a promover la inclusión, la Plataforma de Asociación Transformadora (TPP) sobre Agroecología (TPP-Agroecología), lanzó hace poco una plataforma digital de ciencia ciudadana como parte de la iniciativa One Million Voices (Un millón de voces), con el respaldo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación.
Desarrollada en conjunto con el equipo del Mapa agroecológico, la plataforma Un millón de voces por la agroecología permite que los usuarios – ya sean agricultores, organizaciones de productores, consumidores o cualquier persona interesada en la agroecología– describan y valoren fácilmente sus diferentes prácticas agroecológicas y las ubiquen en un mapa mundial. Una funcionalidad adicional también permite que los usuarios hagan comentarios en las publicaciones de otros, lo que fomenta el intercambio global y la creación conjunta de conocimientos en el marco de una comunidad de quienes practican agroecología.
El evento en el que se presentó la plataforma se realizó en línea y fue moderado por el coordinador de la TPP-Agroecología, Matthias Geck. Asistieron más de 280 personas y participaron 10 ponentes representantes de diversas áreas de investigación, así como de colectivos de agricultores y de la sociedad civil.
“Se trata solo del inicio. Tenemos la esperanza de que esta plataforma se convierta en una vía para que empecemos a interactuar plenamente con los agricultores y otros actores del sistema alimentario en todo el mundo con el fin de establecer la agenda de la ciencia agroecológica desde las bases”, dijo Fergus Sinclair, científico principal de CIFOR-ICRAF y copresidente de la TPP-Agroecología.
El propósito de la iniciativa Un millón de voces consistía en desarrollar una herramienta de ciencia ciudadana que no solo permita que las personas intercambien información, sino que también apoye la adopción generalizada de prácticas agroecológicas y que, al mismo tiempo, aporte en la recolección y creación conjunta de nuevos conocimientos sobre los resultados agroecológicos, según Lisa Fuchs, científica de Sistemas Sociales y Participación de CIFOR-ICRAF y coordinadora científica de la TPP-Agroecología.
“Una de las cuestiones fundamentales, aparte de los demás temas de los que se encarga la ciencia, es que esta intenta dar respuesta a interrogantes específicas de investigación”, señaló Fuchs. “Por tanto, definir una cuestión que sea relevante en el ámbito de la ciencia ciudadana y que respalde la agroecología fue un elemento crucial en el diálogo”.
El proceso para definir aspectos de investigación y características relevantes para esta nueva herramienta demandó llevar a cabo una revisión mundial de las iniciativas de ciencia ciudadana existentes que fueran importantes para la agroecología, la misma que se publicó en un documento de trabajo. Además, implicó establecer conversaciones y asociaciones con redes regionales en África occidental, Latinoamérica (Andes), Asia central y sudoriental, así como Asia del sur.
La priorización conjunta de intereses emergentes condujo a concentrarse en tres cuestiones de investigación centrales: (1) qué practicas ecológicas se están implementando en el mundo, y cómo se describen, (2) qué impacto tienen estas prácticas agroecológicas en diferentes contextos y (3) quiénes practican agroecología y participan en movimientos agroecológicos.
La plataforma tiene tres características principales. Así, los usuarios pueden: (i) registrar y mapear el lugar donde llevan a cabo labores de agroecología, (ii) compartir las prácticas que realizan y sus resultados, (iii) conectarse con otros usuarios, filtrar la información, comentar, intercambiar y movilizarse.
Fabio Ricci, coordinador de Comunicaciones del Proyecto Global de CIFOR-ICRAF y oficial de Comunicaciones de la TPP-Agroecología, condujo a los participantes del seminario web por una visita guiada de la aplicación, la misma que puede ser vista en el sitio web de la plataforma.
“No todos emplearán la herramienta, pero para las personas que puedan compartir información es necesario contar con esta plataforma”, sostuvo Eduardo Fernandes Formighieri, investigador y cofundador del Mapa agroecológico. “Generalmente, a la gente que trabaja en agroecología, al menos en Brasil, le encanta compartir conocimientos y aprender. Uno de los objetivos, cuando iniciamos el Mapa agroecológico original, y sobre el que se basa y del que se nutre la plataforma Un millón de voces, era organizar los conocimientos y conectar a las personas entre ellas y con la información”.
La ciencia ciudadana depende del tiempo, habilidades y esfuerzos voluntarios de los participantes. Existen diversos motivos de participación de las partes interesadas que pueden ir desde entretenimiento hasta la expectativa de recibir algo a cambio. Por tanto, era vital entender la motivación detrás de tal participación y considerar cierta retribución a los participantes por medio de beneficios a largo plazo, derivados de los hallazgos de investigación, así como beneficios a corto plazo tales como asesoramiento, visualización de datos o acceso a material educativo e información.
“Cuando hace siete años comenzamos a elaborar el Mapa agroecológico original, muchas personas nos preguntaban la razón por la que debían brindar su información y qué obtendrían a cambio”, dijo Marcelo Soares Souza, desarrollador de programas informáticos y cofundador del Mapa agroecológico. “Siempre tenemos en mente cómo retribuirles, mostrarles respeto y hacerlos sentir parte. El mapa muestra que lo que ellos hacen es realmente importante”.
Swati Renduchintala, científica asociada de CIFOR-ICRAF quien trabaja en agricultura natural gestionada por la comunidad en Andhra Pradesh, India, señaló que una ventaja de la agroecología es que pone la sabiduría de las comunidades al mando, lo que resulta un elemento clave que ha sido dejado de lado en los sistemas agrícolas convencionales.
“Este conocimiento y sabiduría deben ser documentados”, señaló. “El incentivo para compartir conocimientos va más allá del interés monetario o económico. Esta plataforma llevará a nuevas voces y a la comunidad de profesionales y agricultores a ser parte de la tendencia dominante de la narrativa de la ciencia ciudadana”.
La accesibilidad y simplicidad son otras características clave que se han tomado en cuenta para alentar la participación en la plataforma Un millón de voces por la agroecología. Traducirla a diferentes idiomas –cuatro para empezar– es una forma de hacerla accesible. El equipo a cargo comentó que hay planes para hacer más actualizaciones e incluir el uso de inteligencia artificial con el fin de realizar traducciones de voz a texto. También se está desarrollando una aplicación para teléfonos inteligentes. Otro elemento fundamental es la facilidad que ofrece para registrar ubicaciones y prácticas, mientras que todas las otras características adicionales son opcionales.
“La plataforma es bastante simple, pero a la vez muy sólida” , señaló Sergio Iván Larrea Macias, facilitador de McKnight Foundation Community of Practice (Comunidad de Práctica de la Fundación McKnight) en los Andes. “Permite interactuar y compartir experiencias no solo entre agricultores. El movimiento agroecológico es muy complejo y tiene varias partes interesadas tales como científicos, técnicos, agricultores y responsables de elaborar políticas. La visión a futuro es ayudarlos a interactuar”.
También se conversó sobre la importancia de aprovechar las redes ya existentes con el objetivo de ahorrar tiempo, aumentar el alcance e incrementar las oportunidades de éxito. En el terreno de la agroecología, un buen ejemplo es la Asian Farmers Association for Sustainable Rural Development (AFA) (Asociación de Agricultores Asiáticos para el Desarrollo Rural Sostenible), red regional de 20 organizaciones de agricultores en más de 13 países.
“Cuando se propuso la idea de codiseñar un proyecto de ciencia ciudadana en agroecología, advertimos que sería una oportunidad importante porque para nosotros significaría dar voz a los pequeños agricultores que producen alimentos de forma agroecológica”, indicó Irish Baguilat, coordinadora del Decenio de la ONU para la Agricultura Familiar y de la Agenda de Mujeres Agricultoras en AFA. “Consideramos esta iniciativa como una posibilidad para reconocer que los pequeños agricultores no solo producen alimentos, sino que también son productores y poseedores de conocimientos que complementan lo que científicos e investigadores están trabajando”.
Manfred Kaufmann, oficial de programa de la Agencia Suiza para el Desarrollo y Cooperación, clausuró la sesión y demostró cómo la nueva plataforma entrelaza las tres dimensiones de la agroecología (movimiento, práctica y ciencia) al dar voz a todos, facilitar el intercambio de prácticas y crear conocimiento científico en conjunto.
“Este es solo el inicio de la travesía”, indicó Kaufmann. “La plataforma debe ser enriquecida con contribuciones y para ello contamos con que todos los socios la difundan ampliamente y motiven a sus redes para que ayuden a hacerla un espacio vivo de documentación e interacción. Para usar una metáfora agroecológica: preparemos el terreno para garantizar que esta plataforma caiga en tierra fértil y crezca de forma orgánica en el tiempo”.
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