Nota del editor: Este es el primer blog de una serie sobre el estado de los bosques de África central.
Al menos un 27 % de los bosques tropicales no perturbados de la Cuenca del Congo que existían hasta el 2020 desaparecerán para el 2050 de continuar la actual tasa de deforestación y degradación forestal, asegura un nuevo informe.
Se estima que hasta enero de 2020 existían unos 200 millones de hectáreas de bosques permanentes y semideciduos en África Central, incluyendo a Angola y Uganda (184,7 millones de estas hectáreas no mostraban signos de perturbación), según un informe sobre el estado de los bosques de la Cuenca del Congo, elaborado por el Observatorio de los Bosques de África Central (OFAC). Desafortunadamente, la tasa de pérdida de bosques intactos se ha acelerado desde entonces, con no menos que 18 millones de hectáreas de bosques deforestados hasta ahora.
Los autores del primer capítulo del informe, liderado por Juliette Dalimier, señalaron que entre 2015 y 2020 hubo un importante aumento en la tasa anual de perturbación de los bosques tropicales, que alcanzó hasta 1,79 millones de hectáreas por año. En la década anterior a 2015, la tasa se mantuvo en 1,36 millones de hectáreas. Desde 2019, la tasa anual de perturbación se ha incrementado en todos los países de África Central
La República Democrática del Congo (RDC) es el primer país de África y el segundo del mundo tropical con la mayor superficie de bosques tropicales intactos, con una extensión es de 105,8 millones de hectáreas. Camerún, Gabón y la República del Congo muestran áreas similares de bosques intactos que abarcan entre 19,8 y 23,4 millones de hectáreas.
“Para elaborar el informe, el bosque fue mapeado en términos de su flora, fisonomía y reservas de carbono. Un inventario de datos del volumen de manejo recolectado por 105 concesiones forestales en África Central, excluyendo áreas de gran altitud y con exceso de agua en suelos, fueron considerados para el mapa de flora. Se analizaron unos 6 millones de árboles de más de 30 centímetros de diámetro, que cubrieron aproximadamente unas 90,000 hectáreas, lo que permitió a los investigadores categorizar tres gradientes florísticos basados en el clima, la estacionalidad y las temperaturas máximas, así como la actividad humana”, explicó Dalimier.
En la búsqueda de resultados detallados, los investigadores también emplearon una técnica reciente de mapeo de tipos de bosques en base a sus características fisonómicas, lo que les dio información espacialmente detallada que no se había logrado antes para dicha cobertura geográfica. Esto se logró gracias a datos satelitales Sentinel-2 adquiridos en 2020 y a un nuevo método de corrección de imágenes que incluye relleno en áreas cubiertas por nubes con observaciones de 2018-2019 obtenidas a partir de satélite tipo radar Sentinel-1 no sensible a perturbaciones de nubes. Este enfoque permite la producción de un combinado coherente anual.
Sin embargo, debido a la escasez de observaciones de campo y las dificultades para extrapolar reservas de carbono por medio de detección remota, los investigadores no pudieron determinar la distribución espacial de las reservas de carbono forestal en África Central.
Gracias a investigaciones que clasificaron el área bajo estudio en bosques intactos, áreas boscosas y áreas no boscosas degradadas, a nivel subnacional, los investigadores encontraron que las unidades administrativas con menos áreas forestales intactas son más frágiles porque usualmente tienen una proporción más alta de bosque degradado. También fue posible determinar que la mayoría de las superficies forestales convertidas en plantaciones forestales entre 1990 y 2020 en África están localizadas en la RDC (80,000 ha), Camerún (70,000 ha) y Gabón (40,000 ha).
Basándose en el estudio, los investigadores también pudieron conocer que, en toda la Cuenca del Congo, un cinco por ciento de las áreas protegidas tenían un traslape con títulos de minería, de los cuales el 65 % está ubicado en bosques intactos o degradados. Según el informe, la RDC y la República Centroafricana experimentan la degradación y deforestación más significativa relacionada con el sector minero. Además de la minería artesanal, cabe destacar que el 11.6 % del territorio de la RDC tiene títulos de minería, y que un 35 % de este es bosque.
Los investigadores también descubrieron que la deforestación requerida para establecer la infraestructura necesaria para operaciones mineras a gran escala provoca tanto efectos directos (pérdida de biodiversidad) como indirectos (contaminación del medio acuático). Al mismo tiempo, el flujo de personas que buscan beneficiarse de los bienes económicos de la minería trae consigo el desarrollo de la caza ilegal y la agricultura de subsistencia en los bosques o en áreas adyacentes cercanas a ellos.
La paradoja de las áreas protegidas
En respuesta a la necesidad de reducir la presión sobre los bosques, preservar los ecosistemas ricos en fauna y flora, así como ofrecer beneficios a las comunidades cercanas a los bosques, los gobiernos en la Cuenca del Congo han creado numerosas áreas protegidas en las últimas dos décadas. Pero la falta de fortaleza técnica y de recursos humanos, la inestabilidad política, la falta de financiamiento y los conflictos existentes en muchos países de la subregión han frustrado estos esfuerzos. Esto ha dificultado un manejo apropiado de estas áreas protegidas, a pesar de que los investigadores están de acuerdo en que las políticas de asignación de tierras en áreas protegidas son una herramienta valiosa en la lucha contra la deforestación y la degradación forestal.
“Las áreas protegidas, las concesiones forestales y los bosques comunitarios hacen que sea posible reducir considerablemente las pérdidas forestales e involucrar a las poblaciones locales en la conservación de los bosques, al tiempo que se asegura sus medios de vida”, aseguró Pierre Ploton, del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) de Francia, institución que contribuyó al informe.
Después de la Amazonía, en lo que se refiere a la densidad del bosque húmedo, los bosques de la Cuenca del Congo destacan por sus excepcionales reservas de carbono (contienen aproximadamente 40 gigatoneladas de carbono), así como por su biodiversidad para los países de África Central y para el planeta. No está de más insistir en la urgencia de preservar estos bosques, dado que los medios de subsistencia de aproximadamente 60 millones de personas dependen de ellos, además de otras 40 millones de personas en centros urbanos cercanos que los necesitan para su alimentación.
“África Central es una región prioritaria para la conservación de la biodiversidad por su excepcional riqueza y alto nivel de endemismo. Sus ecosistemas tienen el valor de un bien común, tanto para las generaciones actuales (millones de personas que se benefician de los recursos naturales que ofrecen), como para las futuras. Como sucede en todo el planeta, la biodiversidad de las subregiones está amenazada por muchos factores, y su destino debe, por lo tanto, ser visto como una responsabilidad compartida de los países de África Central y la comunidad internacional”, subrayó Richard Eba’a Atyi, coordinador regional de CIFOR-ICRAF para África Central.
Esta investigación fue apoyada por la Comisión Europea, a través del proyecto RIOFAC.
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