Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Agroforestry World News.
El árbol más solitario del mundo vive en el Jardín Botánico de Curepipe, en la isla de Mauricio, en el Océano Índico. Apoyada en un andamio con las hojas caídas y el tronco lleno de cicatrices, esta palmera enferma de 150 años es el último ejemplar conocido de Hyophorbe amaricaulis.
Hasta la fecha, nadie ha sido capaz de propagarla, así que cuando muera, será el fin de la especie.
Aún en esta soledad, el árbol no está en absoluto solo en su situación. Según un informe sobre el estado de los árboles en el mundo de las más de 60 000 especies arbóreas conocidas, al menos 17 500 están en peligro de extinción; y de un grupo de 440 especies quedan menos de 50 ejemplares en estado silvestre.
Según el nuevo informe “Conservación y uso de la diversidad arbórea para la adaptación al cambio climático global y la resiliencia del sistema alimentario” (disponible en inglés), esta disminución de la diversidad arbórea es perjudicial para los ecosistemas de nuestro planeta –y para nosotros mismos– y limita las opciones de adaptación al cambio climático.
Podemos prepararnos de forma mucho más eficaz para los retos actuales y los que están por venir, pero para ello necesitaremos a los árboles.
El informe fue presentado por Crop Trust en el reciente Global Landscapes Forum (GLF) Climate, celebrado paralelamente a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Sharm El-Sheikh, Egipto. La publicación fue liderada por Lex A. J. Thomson, científico agroforestal y forestal, botánico y asesor de desarrollo rural y asociado del Centro Australiano de Investigación de las Islas del Pacífico.
“Hemos sido bendecidos con esta notable diversidad de árboles que pueden utilizarse para muchos fines diferentes”, dijo Thomson. Además de la diversidad a nivel de especie, también existe la diversidad intraespecífica, o “dentro de la especie”, que es muy importante para la conservación y el uso de estos árboles. Aún nos queda mucho por aprender sobre la biodiversidad arbórea”.
Como ejemplo, Thomson explicó cómo en Micronesia, en el Océano Pacífico, las comunidades han seleccionado y cultivado variedades comestibles del árbol pandanus, que ofrece un suministro de alimentos con alto contenido en vitamina A y es resistente a las perturbaciones climáticas. “Hemos descubierto que cuando hay una sequía en estas zonas de atolones de coral, los cocos y otros árboles dejan de producir frutos, pero el pandanus puede seguir produciendo durante esos períodos difíciles”.
Sin embargo, la mayoría de los compromisos actuales de plantación de árboles para la reforestación y los acuerdos de mitigación del clima (como el Desafío de Bonn y el Acuerdo de París) no tienen en cuenta la importancia de la diversidad de los árboles, dijo Paul Smith, ecologista de plantas y Secretario General de Botanic Gardens Conservation International (BGCI, por sus siglas en inglés), que copatrocinó el informe.
En su lugar, las plantaciones comerciales – generalmente de especies exóticas– dominan los planes. “Sabemos cómo cultivar unas 18 000 especies de árboles diferentes”, dijo. “Pero en la silvicultura convencional, utilizamos una mínima parte de ellas”.
Los panelistas explicaron que con frecuencia se favorecen las plantaciones de monocultivos de especies exóticas de rápido crecimiento, como el eucalipto y el pino, que pueden tener efectos perjudiciales en los ecosistemas locales, como la degradación del suelo, la erosión y la disminución de las aguas subterráneas.
“Las especies arbóreas nativas pueden apoyar un funcionamiento mucho mejor del ecosistema, la biodiversidad y efectos de resiliencia”, dijo Smith.
La diversidad de árboles en la agricultura también puede mejorar el rendimiento de las cosechas y reducir los problemas de las plagas y enfermedades, además de otros servicios esenciales frente a los crecientes desafíos que trae el cambio climático.
“Tenemos que buscar enfoques ricos en especies y multiestratos para los sistemas agroforestales, y asegurarnos de que estamos utilizando árboles nativos”, dijo Sarada Krishnan, científica experta en café y directora de programas de Crop Trust. “También podemos utilizar algunas de las especies exóticas más deseables, siempre que no sean invasivas y se combinen con los árboles nativos de forma adecuada”.
Para ampliar la implantación de estos sistemas, dijo, será fundamental crear fuentes de semillas y viveros privados que satisfagan la demanda de germoplasma arbóreo de alta calidad por parte de agricultores y silvicultores.
Ramni Jamnadass, científica especializado en recursos arbóreos del Centro para la Investigación Forestal Internacional y Centro Mundial de Agroforestería (CIFOR-ICRAF), quien también participó en la elaboración del informe, hizo un llamado para que se destine más financiación a este sector de gran importancia.
“La diversidad de los árboles es una contribución clave para resolver algunos de nuestros problemas globales; sin embargo, este recurso está gravemente amenazado”, afirmó. “Invertir en material de plantación de árboles es un punto de partida obvio para impulsar la diversidad, y debería ser una obviedad para los gobiernos y los financiadores”, dijo, añadiendo que “la inversión rendirá muchos frutos para la mejora del clima, la biodiversidad y la seguridad alimentaria y nutricional”.
Descargue el informe aquí
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