Everisto Lawrence recuerda cuando en su niñez pescaba y cazaba cerca de las riberas de los ríos y en las orillas del bosque en la región sureña de Rupununi, en Guyana.
El agua era tan clara que en algunas partes se podía vislumbrar el fondo, dice; y el bosque era tan extenso y rico que no tomaba mucho tiempo cazar algo para la mesa familiar.
Pero esto ya no sucede. “Actualmente no hay tantos peces, y ya no son como antes. La carne es oscura y su sabor ha cambiado”, asegura.
La zona se enfrenta a varias presiones, como el cambio climático; aunque la mayor preocupación de hoy es la minería, tanto la legal como la ilegal. Existe abundante evidencia de la contaminación por mercurio, una sustancia tóxica que se utiliza en la minería aurífera aluvial para amalgamar partículas de oro en los sedimentos.
En 2017, la comunidad donde vive decidió actuar y formó el Consejo del Distrito del Sur de Rupununi (SRDC, por sus siglas en inglés).
“SRDC nació de nuestra preocupación por proteger Wapichan Wiizi, nuestras tierras ancestrales”, explicó Kid James, coordinador del SRDC. Creemos que sabemos qué es lo mejor para cuidar la tierra. Queremos que esta nos sea transferida de manera legal”, indica.
El SRDC no se opone a la minería o al desarrollo de infraestructura, pero quiere asegurarse de que los proyectos se hagan de acuerdo con las formas tradicionales y que sean manejados con las mejores prácticas disponibles, dice.
Desde el 2018, un componente clave del trabajo que el SRDC está llevando a cabo para proteger la vida silvestre en sus tierras ancestrales es apoyado por el Programa de Manejo Sostenible de la Vida Silvestre (SWM, por sus siglas en inglés), que busca mejorar la conservación de la vida silvestre y la seguridad alimentaria en 15 países.
El Comité Wapishan Wiizi
Timothy Williams, quien coordina el Comité Wapishan Wiizi de vida silvestre, el cual fue creado bajo el SRDC en el 2019, explica que mientras que su trabajo se enfoca en la gestión de los recursos naturales y la vida silvestre, también “contribuye a la labor del SRDC, al abogar por la protección ambiental, mostrando nuestros medios de vida y cómo desde siempre hemos vivido de una forma a la que ahora se le denomina sostenible”.
“Cuando hablamos de preservar la vida silvestre también estamos hablando de nuestras propias vidas y el futuro de la vida humana”, indica Williams.
El Comité Wapishan Wiizi de vida silvestre, con apoyo del SWM, está trabajando en una serie de evaluaciones de la vida silvestre y discutiendo los lineamientos para su uso, a fin depromover la gestión sostenible de la vida silvestre. La tarea está volviéndose cada vez más urgente, asegura Williams.
“El trabajo que hacemos ayuda a que el SRDC pueda promover la ampliación de los derechos a la tierra. Nosotros contribuimos mostrándole al gobierno por qué estás áreas necesitan protección y por qué somos nosotros los que somos capaces de hacerlo”.
El comité comenzó trabajando con comunidades para redactar lineamientos sobre el manejo de la vida silvestre diseñados para proteger y mantener los recursos.
Ocho comunidades han comenzado a desarrollar lineamientos que abordan una serie de problemas, desde el control del comercio de la vida silvestre hasta cómo debería practicarse la cacería. Rupununi, a pesar del progreso, sigue sufriendo del arribo de cazadores que llegan de otras zonas para atrapar aves vivas, peces, insectos, mamíferos y reptiles para venderlos en el país y en el extranjero.
Toda Rupununi es una zona megadiversa, con más de 1500 especies. Los lineamientos son parte de un esfuerzo más amplio para desarrollar un plan de gestión de la vida silvestre para Wapishan Wiizi, que incluye una evaluación de la biodiversidad y la herencia cultural. En el futuro cercano, esto permitirá la documentación de la conexión cultural con la tierra y la vida silvestre.
Williams explica que la evaluación será enmarcada desde las discusiones con los ancianos, y que también se documentará la importancia cultural de las islas arboladas, las montañas y las fuentes de agua.
Los petroglifos tallados en piedra son objetos de importancia clave. Guyana aloja algunos de los más antiguos afloramientos rocosos del mundo conocidos hasta ahora y los petroglifos datan aproximadamente de hace 7000 a 3000 años antes de nuestra era. Las leyendas sobre los petroglifos y las montañas circundantes son abundantes, algunas de ellas cuentan sobre guardines invisibles de los sitios sagrados.
“Tenemos muchas historias sobre por qué no deberíamos perturbar ciertos lugares, que también son el hogar de muchas especies en peligro”, cuenta Williams.
Gracias al cardenalito
Una de las especies silvestres clave que se encuentran en Wapichan Wiizi es el cardenalito rojo (Spinus cucullatus), un pájaro singular que es raramente visto en Venezuela, sin embargo, recientemente también se le avistó en el sur de Rupununi. La presencia de esta ave endémica y las amenazas que enfrentaba por el comercio de fauna motivaron la creación de la Sociedad de Conservación del Sur de Rupununi (SRCS, por sus siglas en inglés), una organización comunitaria con base el sur de Rupununi, y que trabaja de manera conjunta con SRDC.
Una gran oportunidad para la SRCS surgió en el 2018, cuando se asoció con el programa SWM. El programa de colaboración SRCS–SWM permitió que continuarán los esfuerzos para proteger a los cardenalitos rojos, y ampliarlo para incluir a otras especies como los osos hormigueros gigantes (Myrmecophaga tridactyla) y terecays o taricayas (Podocnemis unifilis).
Cuando hablamos de preservar la vida silvestre también estamos hablando de nuestras propias vidas y el futuro de la vida humana"
Las actividades de monitoreo del oso hormiguero comenzaron en 2019 con cámaras trampa entregadas por el programa SWM. La idea era establecer un punto de referencia sobre la población, pero rápidamente se convirtió en un proyecto de investigación que ya ha contribuido con nuevos datos científicos.
La clave fue la ubicación de las trampas. Richard Peters, un guía local conocido como Chado, le explicó a Erin Earl, un miembro del SRCS, que las marcas de rasguños en los árboles habían sido hechas por osos hormigueros y no jaguares, como la mayoría de las personas creen.
“Lo que es realmente interesante es que varios de los osos hormigueros interactúan en un lugar y parece ser que es para comunicarse, porque no estaban en un sitio de alimentación”, dijo Earl, quien es pionero en la investigación de osos hormigueros.
El siguiente paso es crear una zona de gestión comunitaria para proteger a los osos hormigueros. La primera zona estaría en Katoonarib, un pueblo Wapichan. La junta del pueblo no solo está de acuerdo con la idea, la quiere ampliar e incluir a otros animales como los tapires (Tapirus terrestris) y los monos aulladores (Alouatta spp.).
Este modelo de gestión será empleado con otras especies, incluidas terecays del pueblo de Sand Creek, que este año comenzó un programa para recolectar e incubar huevos de tortuga para recuperar su cada vez más escasa población. Las tortugas son liberadas en un evento anual para crear conciencia sobre el problema de la sobreexplotación de la fauna local.
“La idea sería que los pueblos decidan sobre zonas de gestión especial para animales, que conformarían una red de esfuerzos de gestión liderados por la comunidad, al interior de Wapichan Wiizi,” comenta Earl.
Educación ambiental
Las diferentes actividades de gestión que se llevan a cabo en Wapichan Wiizi se fusionan con la idea de la educación.
“Desde la fundación de la SRCS estamos conscientes de que todos los temas en los que estamos trabajando necesitan un componente educativo”, asegura Alyssa Melville, coordinadora de educación ambiental de la SRCS. “Sabíamos que era la clave”, afirma.
El trabajo del programa SWM con la SRCS llevó al diseño e implementación de un currículo de educación ambiental que inició en cuatro poblados en septiembre de 2019. Es un currículo bilingüe que fue escrito en inglés pero que se enseña en Wapishana o Macuxi, dependiendo del poblado. Las clases tienen hasta 30 estudiantes y duran entre una y dos horas.
La pandemia de COVID-19 afectó al programa en el segundo semestre del año inaugural, pero fue relanzado en septiembre de 2021 y se expandió a 12 comunidades, con una versión revisada del currículo. Se enseña con la aprobación de la junta de los poblados. La primera lección del currículo se titula “El tejido de la vida” y establece los fundamentos que serán empleados a lo largo del siguiente año, en el que los estudiantes aprenderán sobre los ecosistemas y hábitats de la parte meridional de Rupununi.
“Enseña sobre la interrelación con nuestro medioambiente y lo que sucedería sí algún animal desapareciera, las consecuencias y lo que se puede hacer para protegerlo”, detalla Melville. El programa ya está preparando las siguientes etapas, asumiendo que la pandemia esté pronto bajo control.
Los planes incluyen extender el currículo a todos los poblados en Wapichan Wiizi y hacer el lanzamiento de un currículo de ciencia ciudadana.
“La educación ambiental es el cimiento”, afirmó Melville. “Los niños aprenden y se involucran en sus comunidades”.
El programa SWM es una iniciativa de los Estados de África, del Caribe y del Pacífico (ACP, por sus siglas en inglés), financiado por la Unión Europea y cofinanciado por el Centro Francés para el Medio Ambiente Global (FFEM, por sus siglas en francés) y la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD, por sus siglas en francés). Es implementado por medio de una alianza de consorcios, que incluye al Centro para la Investigación Forestal Internacional, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Centro Francés de Investigación Agrícola para el Desarrollo Internacional y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés).
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