Este es el segundo de una serie de siete blogs que destacan la publicación en un especial de la revista científica International Forestry Review sobre foros multiactor.
Especies icónicas africanas han prosperado por mucho tiempo en la región montañosa de Bale, Etiopía. Entre los pastizales de altura y los bosques que dominan el paisaje, persiste la flora y fauna nativa como la secuoya africana , la lobelia gigante , el lobo etíope y el turaco del príncipe Ruspoli, una especie de pájaro verde con cresta rubia.
Pero el crecimiento urbano y el manejo insostenible de los bosques han derivado en la degradación forestal de la región de Bale y la de Jamma-Urji donde bosques nativos densos han sido reemplazados por arbustos y tierra sin vegetación. Este nuevo escenario ha creado escasez de alimentos y mayor pobreza, así como crisis hídricas y energéticas, poniendo en riesgo los medios de vida de las comunidades que dependen de los bosques.
Así, en un intento por conservar los bosques de la región, el Gobierno de Etiopía (con la colaboración de donantes internacionales, organizaciones de la sociedad civil y la participación de las comunidades locales) optó por la conformación de foros multiactor (FMA) para abordar el problema.
Un análisis de dos de estos FMA, publicado recientemente en la revista científica International Forestry Review, reveló que estos foros son vistos con optimismo en el sector forestal etíope, y que además pueden ofrecer lecciones valiosas sobre los factores de su éxito y su fracaso como plataformas multiactor.
“La mayoría de participantes que entrevistamos considera que tener un FMA mejora la participación y colaboración entre los sectores y puede potencialmente abordar las desigualdades de poder entre las partes interesadas”, indicó Mastewal Yami, científica de políticas e instituciones y autora principal del estudio.
Apuntar a la buena gobernanza
“Históricamente, hemos tenido un problema enorme de deforestación en Etiopía”, dijo Yami. “La razón principal, además de los factores biofísicos, es un problema de gobernanza”. Yami explicó que las comunidades pobres carecían de acceso equitativo a los bosques y el gobierno etíope advirtió la necesidad de mejorar la distribución de los beneficios entre las y los usuarios forestales.
La investigadora define la buena gobernanza como “un proceso de formulación de políticas en el que grupos diferentes de actores, con diversos intereses, capacidades y relaciones de poder, colaboran para alcanzar el manejo sostenible de los bosques comunales”. Este concepto ha dominado los discursos sobre desarrollo en África desde la década de 1980, cuando el Banco Mundial lo introdujo como un parámetro de la asistencia para el desarrollo.
Yami y sus colegas ven a los FMA como plataformas que pueden respaldar la buena gobernanza, pues son procesos participativos que alientan a las partes interesadas a involucrarse y generan confianza y entendimiento compartido entre diferentes grupos de actores interesados en el manejo forestal.
“Las personas han sido optimistas con relación a los FMA como espacios para mejorar la gobernanza de los bosques comunales”, señaló Yami.
Un socio clave para la buena gobernanza
El estudio también mostró que el gobierno etíope tiene un papel crucial en la gobernanza exitosa de los bosques comunales. Las personas que participan de los FMA consideran que si su foro está “insertado” en el gobierno —en otras palabras, adoptado formalmente como parte de sus procesos de buena gobernanza para conservar o restaurar los bosques comunales—, entonces se puede movilizar recursos, hacer cumplir normas de conservación y contribuir para alcanzar los objetivos del FMA efectivamente.
“En realidad, esto sugiere que no comprometer substancialmente al gobierno en los FMA podría limitar el éxito de estos foros para introducir cambios en la gobernanza de los bosques comunales o limitar los cambios al nivel de las comunidades locales”, explica Yami.
El estudio, sin embargo, advierte que los actores deben asegurarse de que el gobierno no termine controlando el proceso del FMA y sus resultados.
Un éxito y un fracaso
Yami y sus colegas estudiaron el FMA Apoyo a la Resiliencia del Cuerno de África-Región Ecológica Bale (SHARE-BER, por sus siglas en inglés), que se realizó entre 2014 y 2017; y el FMA Regeneración Natural Gestionada por Agricultores de Jamma-Urji que estuvo activo de 2014 a 2016.
Ambos foros se centraron en la conservación o restauración de los bosques comunales —38 036 kilómetros cuadrados en Bale, la mayor parte dentro del Parque Nacional de las Montañas Bale, y 65 kilómetros cuadrados entre las montañas Jamma y Urji, entre los distritos de Shashemene y Shalla, en la zona de Arsi Occidental.
Las comunidades locales manejan los bosques comunales en Etiopía con el apoyo de instituciones administrativas locales. Los estatutos definen quién puede usar los recursos, cómo se puede acceder a ellos y las directrices para movilizar la acción colectiva a fin de prevenir la degradación.
Los FMA de Bale y Jamma-Urji se enfocaron en la rehabilitación de las zonas degradadas de los bosques, la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de planes de uso de la tierra. Pero, mientras que las personas entrevistadas para el estudio consideraban exitoso al FMA de Bale, también veían al FMA de Jamma-Urji como un foro que había fracasado.
El estudio atribuyó el éxito del FMA de Bale a su enfoque multisectorial en la planificación e implementación. Las y los participantes dijeron que dicho enfoque mejoraba el cumplimiento de las normas de uso de los bosques comunales, y, por lo tanto, respaldaba los objetivos de conservación del FMA. Cooperativas de Manejo Forestal Participativo (MFP) y grupos de trabajo multiactor también participaron en la aplicación de las normas, por ejemplo, al evitar que las personas invadan el bosque y lo talen para obtener leña o para introducir cultivos como parte de actividades de subsistencia.
La invasión y tala del bosque era un problema mayor en Jamma-Urji. Las personas entrevistadas de la zona lo atribuyeron a la falta de atención y de acciones para abordar la dependencia que las mujeres y los jóvenes tenían de los recursos forestales, al no contar con alternativas de medios de vida y recurrir al pastoreo libre en el bosque por años.
El FMA de Jamma-Urji prohibió el uso del área para restaurar la tierra degradada. Sin embargo, aunque este foro conformó una cooperativa de MFP para proteger la zona, no pudo hacer cumplir sus propios estatutos.