DURBAN, Sudáfrica (30 de noviembre de 2011) _ Las emisiones de carbono generadas a partir de la conversión de tierras para la producción de biocombustibles podrían, en algunos casos, tardar décadas a cientos de años en desaparecer, planteando serias dudas sobre la sostenibilidad de los biocombustibles, que fueran considerados una alternativa ecológica a los combustibles fósiles, concluye un nuevo estudio realizado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional. El extenso periodo de tiempo requerido depende del tipo de tierra empleada y la productividad de los cultivos sembrados para producir materias primas.
El trabajo publicado por CIFOR y otros sugiere la necesidad de un ‘análisis del ciclo completo”, que invariablemente tenga en cuenta de la deuda de carbono provocada por el cambio de uso de suelo al evaluar los beneficios ambientales del uso de biocombustibles.
‘Realmente importa cómo se producen los biocombustibles y en qué tierra se cultivan en relación a los beneficios que genera para el cambio climático”, dijo Louis Verchot, científico de CIFOR y coautor de Las consecuencias del cambio de uso de suelo para producir biocombustibles en las emisiones de CO2: Casos de estudio en América tropical, África y Sudeste de Asia (texto en inglés) publicado en una edición especial de Ecology and Society.
“Los biocombustibles que se obtienen de la conversión de ecosistemas naturales nunca van a ser eficientes en cuanto a emisiones. El estudio apoya ordenamientos territoriales adecuados y estar conscientes de que cualquier cosa que se haga en el nombre de la atmósfera podría tener consecuencias imprevistas a menos que veamos en su totalidad el sistema de producción.”
La fluctuación en los precios del petróleo y la creciente preocupación sobre el cambio climático han llevado a un renovado compromiso con las energías renovables, con el aumento en los últimos años de la demanda de biocombustibles, tales como aquellos producidos a partir de aceite de palma, jatropha y soya.
Sin embargo, a pesar de su potencial para la mitigación del cambio climático, los biocombustibles están recibiendo mayor atención pero negativa, debido a que su expansión a menudo conduce a la deforestación, impactos sociales negativos para los usuarios de la tierra tales como la pérdida de derechos laborales y de la tierra, amenazas a la seguridad alimentaria, y elevadas emisiones de carbono como consecuencia del cambio de uso del suelo.
Para cuantificar los efectos atmosféricos de los cambios de uso de la tierra relacionados con los biocombustibles, los científicos de CIFOR revisaron estudios de caso de la producción de biocombustibles a partir de tres cultivos en Asia, África y América Latina. Calcularon las emisiones del cambio de uso de suelo directo (deforestación para tierras de cultivo), y evaluaron los rangos plausibles para anticipar los cambios de uso de suelo indirectos (cuando la producción de biocombustibles propicia que existan otras actividades agrícolas en los ecosistemas naturales).
Estas emisiones fueron consideradas como la ‘deuda de carbono” que se originó a partir de la cadena de producción de biocombustibles, y esta deuda debe pagarse primero con la reducción del uso de combustibles fósiles, antes de que pueda haber beneficios netos para la atmósfera. Después, los científicos de CIFOR calcularon el tiempo que se necesitaría para revertir la deuda de carbono en cada ecosistema estudiado.
En la mayoría de los casos, el estudio encontró que importantes deudas de carbono fueron creadas por el cultivo de biocombustibles para materias primas, y que llevaría decenas a cientos de años revertir. El mejor de los casos fue la producción de soya, para la que la recuperación de la deuda de carbono fue, en algunos casos, menor a 30 años.
La idea de pagar la deuda de carbono no es nueva para los biocombustibles. Este estudio es el mejor esfuerzo hasta ahora para cuantificar la deuda en los trópicos y para ver el tiempo real de pago de los sistemas mundiales de producción. La fortaleza de este trabajo reside en las comparaciones entre los diferentes cultivos y los diferentes entornos. El mensaje dijo Verchot “no es que los biocombustibles son malos para el ambiente. Más bien, que los resultados señalan aspectos importantes que deben ser considerados para hacer que los biocombustibles sean sostenibles”.
Estos estudios deben ayudar a los diseñadores de políticas en los países productores y consumidores a entender lo que hay que hacer para orientar y regular mejor a la industria y lograr los objetivos clave cuando se trata de políticas, dijo Laura German, editora en jefe de la edición especial.
“Este conjunto de documentos sugiere que ni los medios de subsistencia rurales, ni los beneficios de mitigación del cambio climático se pueden asumir como un hecho, lo que muestra la necesidad de esfuerzos más proactivos de parte de los gobiernos de los países productores y consumidores, la industria y la sociedad civil, para dirigir al sector hacia una dirección más sostenible y equitativa.”
Los impactos y las consecuencias en los bosques de la expansión de los biocombustibles será discutida en un evento patrocinado por CIFOR en la cumbre del Cambio Climático y el Simposio sobre Comercio, paralelos a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP17, en Durban, Sudáfrica, la próxima semana. Para registrarse dar clic aquí.
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