Cada año se generan más de 300 millones de toneladas de residuos plásticos, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Se estima que al menos 11 millones de toneladas llegan a los océanos, y esta cifra podría triplicarse para 2040 si no se toman medidas urgentes.

Si bien es cierto que el plástico tiene diversos usos muy valiosos, los hábitos de vida de hoy dependen demasiado del plástico de un solo uso o desechable, lo que tiene graves consecuencias medioambientales y para la salud de todos los seres del planeta. La celebración de este día busca concientizarnos hacia un cambio de hábitos en nuestro día a día para reducir la pesada carga de la contaminación de los plásticos. Conozca más

Aunque el reciclaje es fundamental para reducir la contaminación, menos del 10% del plástico producido anualmente se recicla efectivamente. El resto termina en vertederos, incineradoras o contaminando la naturaleza, incluidos océanos, ríos y suelos.

El plástico contribuye al cambio climático principalmente porque su producción y eliminación liberan gases de efecto invernadero (GEI) que aumentan el calentamiento global. La fabricación de plástico utiliza petróleo y gas natural, procesos que generan grandes cantidades de dióxido de carbono. Por otro lado, la contaminación por plástico afecta ecosistemas claves como océanos y bosques, afectando la biodiversidad local y reduciendo su capacidad para absorber carbono y regular el clima.

En la Conferencia de París sobre el Clima (COP21), celebrada en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima. Para evitar un cambio climático peligroso, el Acuerdo establece un plan de acción mundial que pone el límite del calentamiento global muy por debajo de 2 °C. 

Los Gobiernos, específicamente acordaron: 

• El objetivo a largo plazo es mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C sobre los niveles preindustriales. 

• Limitar el aumento a 1,5 °C, lo que reducirá considerablemente los riesgos y el impacto del cambio climático. 

• Que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes, si bien reconocen que en los países en desarrollo el proceso será más largo. 

• Aplicar rápidas reducciones basadas en los mejores criterios científicos disponibles. 

Antes y durante la conferencia de París, los países presentaron sus planes generales nacionales de acción contra el cambio climático (CPDN). Aunque los planes no bastarán para mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C, el Acuerdo señala el camino para llegar a esa meta. 

Conozca más sobre la investigación de CIFOR sobre bosques y cambio climático.

La degradación de la tierra ha llegado a un nivel “crítico” en todo el mundo, con un 75 % de tierras degradadas y proyecciones de un aumento a más del 90 % para el año 2050, según un informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES por sus siglas en inglés).

Además, la degradación de la tierra agudiza el cambio climático a nivel global a través de la deforestación y la liberación del carbono almacenado en el suelo, y a medida que la tierra se vuelve menos productiva, las sociedades que dependen de ella pueden volverse menos estables y es más probable que surjan conflictos y violencia, advierten los autores del estudio. Según los investigadores, las causan son el alto consumo per cápita en las economías desarrolladas, sumado al incremento del consumo en los países en desarrollo y emergentes, y amplificado por el aumento sostenido de la población en muchas partes del mundo. Conozca más 

Los árboles y los sistemas forestales y agroforestales proporcionan insumos naturales como fibras, resinas, almidones y aceites, útiles en la elaboración de envases, textiles o cosméticos biodegradables. Estas alternativas ayudan a reemplazar plásticos derivados del petróleo y fortalecen una economía circular. Conozca más.