
LOS BOSQUES EN LAS NOTICIAS
Especial / 20 May 2025
Cuando se protege a las abejas, los bosques y los cultivos florecen
A medida que los polinizadores desaparecen en todo el mundo, algunas prácticas ancestrales aseguran su supervivencia
Abeja alimentándose. Foto de Ted. Flickr, licencia no comercial.
Si talamos todos los árboles, moriremos.”
Cada año, cuando la estación seca se instala sobre las remotas tierras altas de Timor Occidental, en Indonesia, la comunidad Olian-Fobia recorre los senderos de los guardianes en la Reserva Natural del Monte Mutis. Esta peregrinación es mucho más que un ritual cultural: es una práctica vital que entrelaza tradición, ecología y economía. Su destino son los imponentes árboles de Eucalipto blanco, Eucalyptus alba, hogar de la abeja gigante de la miel, Apis dorsata. Allí, llevan a cabo la sagrada cosecha de miel silvestre, una práctica que sostiene a su comunidad y al bosque que veneran.
La recolección de miel está profundamente arraigada en las costumbres indígenas e implica rituales que honran a los espíritus ancestrales y garantizan la armonía social. Durante la noche, los recolectores escalan árboles de hasta 80 metros de altura, acompañados por cánticos que buscan el permiso de las abejas antes de recolectar su miel. Este enfoque respetuoso refleja una profunda comprensión de la relación simbiótica entre los seres humanos y la naturaleza.
Más allá de su profundo significado cultural, esta tradición tiene beneficios económicos concretos. La miel del Monte Mutis representa una fuente de ingresos complementarios para el pueblo Olian-Fobia, con cosechas anuales que alcanzan hasta 30 toneladas. La comunidad ha desarrollado estrategias sostenibles de marca y comercialización, asegurando que su miel llegue a mercados más amplios, sin comprometer sus prácticas ecológicas.