Salvando bosques tropicales con un estetoscopio

BOGOR, Indonesia (24 de enero de 2011)_ Mejorar la salud de las mujeres de comunidades que viven en los bosques puede ofrecer incentivos poderosos para que ellas contribuyan en los esfuerzos de conservación, asegura un estudio reciente del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).
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Foto cortesía de UNHCR/Z. Soleimani

BOGOR, Indonesia (24 de enero de 2011)_ Mejorar la salud de las mujeres de comunidades que viven en los bosques puede ofrecer incentivos poderosos para que ellas contribuyan en los esfuerzos de conservación, asegura un estudio reciente del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).

Sin embargo, debido a la escasa disponibilidad de servicios de salud en áreas boscosas junto con las responsabilidades del hogar, frecuentemente la salud y seguridad de las mujeres que dependen de los bosques son ignoradas.

“En muchas áreas boscosas no existen servicios formales de salud – sin doctores, sin clínicas, sin medicinas ‘modernas’”, dijo Carol Colfer, Asociada Senior de CIFOR y coautora de Bosques, mujeres y salud: oportunidades y desafíos para la conservación” (documento disponible en inglés).

“Frecuentemente el único servicio de salud es el que esté disponible localmente, a través del conocimiento indígena y de las plantas del lugar” dijo Colfer.

Una encuesta en las comunidades de Kalimantan, Indonesia, realizada por la ONG indonesa Alam Sehat Lestari (ASRI) mostró que los pobladores gastan alrededor de 209 dólares al año en el cuidado de la salud, excediendo por mucho los gastos de alimentación (145 dólares anuales), debido en parte a la falta de acceso a un lugar cercano.

De acuerdo con el estudio, estas facturas médicas exorbitantes han obligado a algunos a practicar la tala ilegal. Otros han despejado áreas boscosas, frecuentemente con apoyo del gobierno o de la industria, para dar lugar a cultivos y plantaciones cargadas de pesticidas que han contaminado el manto freático y que ayudan a diseminar enfermedades.

A falta de instalaciones médicas, la responsabilidad del cuidado de los parientes enfermos recae típicamente en las mujeres. En muchos lugares, las mujeres son las principales sanadoras y con frecuencia cuentan con un mayor conocimiento de los recursos del bosque para la cura y prevención de enfermedades y otros problemas de salud. Debido a esta responsabilidad, las mujeres tienden a tener un interés especial en mejorar la salud de sus comunidades.

Colfer insiste en que las mujeres deben ser incluidas de manera significativa en las decisiones y políticas relacionadas con temas de desarrollo y medio ambiente.

“Las mujeres saben lo que quieren y de lo que son capaces, y pueden ser aliadas poderosas en los intentos para reducir los problemas de salud relacionados con la reproducción”, dijo Colfer. “Esto puede a su vez liberarlas para su participación en la generación de ingresos, educación, acción colectiva y actividades políticas y de conservación.”

PRESIONES DELA POBLACION

Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial, y representan un enorme potencial de recursos humanos.

“Si bien el número de mujeres en los bosques es pequeño, sus necesidades son grandes, debido a una serie de factores, incluyendo un deficiente acceso a dispositivos que ahorran trabajo, poco acceso a tecnología de control de la natalidad y una serie de limitaciones específicas relacionadas con su cultura”, dijo Colfer.

Al igual que los temas ambientales, muchos problemas de salud son exacerbados por el nacimiento y cuidado de un gran número de niños. En los bosques tropicales, el embarazo presenta riesgos adicionales por enfermedades infecciosas, disminución de la disponibilidad de alimentos y la falta de servicios de salud responsables de la alta tasa de nacimientos y mortandad.

A pesar de ser parte esencial del quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio – mejorar la salud materna – más de 350 mil mujeres mueren anualmente debido a complicaciones relacionadas con el embarazo y parto, lo que casi siempre ocurre en los países en desarrollo. El prolapso uterino y la muerte fetal son también complicaciones que ocurren con mayor frecuencia en los países en desarrollo y que pueden exacerbarse por la edad de la madre, deficiente atención médica, número de embarazos, nacimientos múltiples, infección materna no tratada (como malaria y sífilis) y exposición a contaminantes.

A pesar de ello, en muchos países las poblaciones que viven en los bosques continúan aumentando. Por ejemplo, en Indonesia las políticas de transmigración auspiciadas por el gobierno han ofrecido incentivos económicos para trasladar a personas sin tierra fuera de las áreas densamente pobladas. Según los conservacionistas a nivel mundial, esta población en continua expansión está ejerciendo una presión importante sobre los recursos forestales. Por ejemplo, el estudio identificó que algunas mujeres que enfrentan la escasez de leña, se han visto obligadas a usar combustibles menos eficientes como ramitas, hojas, estiércol, residuos de los cultivos y hasta plástico.

Estas presiones podrían disminuir si se atiende la gran demanda de control de la natalidad en los países en desarrollo, donde alrededor de 215 millones de mujeres que quieren evitar el embarazo todavía no cuentan con acceso a un método efectivo de anticoncepción. (Singh et al., 2009).

“Muchos problemas pueden resolverse con un mayor acceso de las mujeres al control de la natalidad, siempre que dichos esfuerzos se realicen de una manera participativa donde las mujeres tomen la decisión final sobre sus propios cuerpos” dijo Colfer.

Sin embargo, es más fácil decirlo que hacerlo, ya que hay muchas mujeres sometidas a culturas o exigencias que favorecen la natalidad (es decir, esposos y familia política).

No obstante, el estudio señaló varios ejemplos de iniciativas en marcha que integran la conservación y la salud humana, tales como la planificación familiar, que buscan mejorar los medios de vida y entornos locales, incluyendo a siringueros en Brasil y comunidades rurales en Madagascar.

Si bien varios temas relacionados con el género han captado la atención de los formuladores de políticas e investigadores, los temas de salud de las mujeres que dependen del bosque en los países en desarrollo ameritan una atención más seria, concluyó el estudio.

Abordar estos problemas eficazmente “incluirá la negociación cuidadosa de las relaciones de poder local (tradicionales y modernas) en apoyo de los deseos de las mujeres” dijo Colfer.

 

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