La frase “¡Planten más árboles!” se ha convertido en la consigna general que los líderes mundiales y los activistas del cambio climático de todo el planeta consideran para solucionar todos nuestros desafíos, desde el cambio climático hasta la seguridad alimentaria.
El interés cada vez mayor en esta área implica, en consecuencia, que es más importante que nunca asegurar que una plantación de árboles sea efectiva y que beneficie a las comunidades y al medioambiente. Y para lograr esto, los expertos dicen que se debe plantar el árbol correcto en el lugar correcto para el propósito correcto.
Pero es no es tan simple como parece, y de forma general, hay muchos conceptos erróneos que deben abordarse antes de cumplir con las condiciones “correctas” para plantar árboles con éxito.
“Acabar con los conceptos erróneos sobre la plantación de árboles nos ayudará a no invertir en acciones que causen más daño a las personas y al planeta, y luego darnos cuenta de estos problemas solo cuando el daño ya está hecho”, dice Susan Chomba, científica del Centro Mundial de Agroforestería (ICRAF por sus siglas en inglés), una de las oradoras del próximo foro digital sobre plantación de árboles organizado por el Global Landscapes Forum (GLF) y que se celebrará el 29 de septiembre.
Junto con ella, participarán Manuel Guariguata, científico principal del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR); Ramni Jamnadass, codirectora de la unidad de Productividad y Diversidad Arbórea en ICRAF; y Cora van Oosten, directora sénior de proyectos sobre paisajes, restauración y gobernanza en la Universidad de Wageningen.
Anticipándose al evento, estos científicos abordan siete conceptos erróneos sobre la plantación de árboles y destacan formas más productivas de gestionar estas iniciativas.
- “Cualquier semilla es buena”
La calidad y la procedencia de las semillas son factores esenciales para el éxito de la plantación de árboles. Las especies de árboles se componen de muchas poblaciones que pueden ser sumamente distintas en lo que respecta a su preferencia por el “lugar correcto” [donde crecer]. Además, algunas fuentes de semillas pueden presentar un rango de diversidad genética muy limitado. Un ejemplo de ello es la Grevillea robusta en África Oriental. Este árbol fue introducido originalmente desde Australia y, actualmente, millones de ellos crecen en pequeñas fincas desde Kenia hasta Ruanda. La totalidad de la población de estos árboles cuenta con unos pocos ancestros en común y crecen tal vez con la mitad de la rapidez con que podrían hacerlo si provinieran de una buena fuente de semillas con mayor diversidad genética.
- “Plantar y punto”
Es importante pasar de la idea de plantar árboles a cultivar árboles. El cultivo implica considerarlos como una inversión que requiere de gestión, protección y la obtención de una rentabilidad sobre lo invertido. Centrarse en el cultivo de árboles a largo plazo puede resultar especialmente beneficioso para los pequeños agricultores, quienes pueden aprovechar al máximo la rentabilidad obtenida en forma de productos arbóreos comercializables y servicios ecosistémicos. Sin este enfoque a largo plazo, los proyectos corren el riesgo de tener tasas de supervivencia muy bajas para las plántulas y desperdiciar recursos a largo plazo.
- “Todos los árboles son fáciles de cultivar”
Creer que es posible plantar cualquier especie de árbol en cualquier lugar y que este crecerá con facilidad es otro error. Aunque algunos pequeños agricultores plantan árboles nativos proveedores de alimentos en sistemas agroforestales para ayudar a su conservación y garantizar su seguridad alimentaria, este no siempre es un enfoque eficaz. Muchas especies nativas se encuentran aún en estado silvestre o han sido solo parcialmente domesticadas, lo cual significa que también han sido poco investigadas y que aún no se han desarrollado metodologías óptimas para su cultivo. Esto puede generar grandes desafíos para su germinación, propagación y gestión.
- “Es mejor plantar cualquier árbol en cualquier lugar que no plantar ninguno”
Existen nichos ecológicos, como los pastizales, que no deben ser remplazados por árboles. Además, una diversidad de árboles autóctonos tiene más probabilidades de restaurar y sostener la biodiversidad que los monocultivos o plantaciones con pocas especies. También existen varios nichos en las granjas, donde los agricultores pueden cultivar árboles para diferentes usos, como la mejora de la fertilidad del suelo (mediante árboles fijadores de nitrógeno), beneficios alimentarios y nutricionales (por ejemplo, árboles frutales) y madera y energía, entre otros.
- “La plantación de árboles es un proceso de carácter descendente (top-down)”
Otra idea equivocada es considerar que las iniciativas exitosas de plantación de árboles deben abordar la participación de los miembros de las comunidades como quienes deben recibir las órdenes de los estamentos superiores. Muchos piensan que una vez que se ha asegurado el financiamiento de un donante importante, el proyecto de plantación puede simplemente pagar a los agricultores para que recolecten semillas, para que establezcan los viveros del proyecto y para que se encarguen de la plantación de plántulas. Ese enfoque ignora la necesidad de que los plantadores de árboles a pequeña escala tengan responsabilidad y gestión sobre la plantación que ocurre en sus tierras. Un proceso sostenible permitiría garantizar que el conocimiento constituya la base para la participación. Mediante el desarrollo de capacidades, los miembros de la comunidad pueden aprender más sobre lo que es un árbol de buena calidad; sobre cómo obtener buenas semillas y plántulas; y sobre cómo pueden mejorar sus medios de subsistencia por medio de los árboles que están ayudando a plantar.
- “La plantación de árboles es la única forma de restaurar la tierra degradada”
Lo cierto es que la plantación de árboles es tan solo una de las herramientas de un surtido conjunto de prácticas. De hecho, existen contextos en los que la plantación masiva de árboles es una técnica de restauración poco favorable, como en zonas áridas y semiáridas, donde las técnicas de regeneración natural pueden en ocasiones ofrecer opciones más efectivas y eficientes en costos. En zonas áridas y semiáridas, incorporar prácticas para la gestión del suelo, el agua y el ganado aumenta las posibilidades de éxito tanto para la plantación de árboles como para la regeneración natural.
- “El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la seguridad alimentaria pueden abordarse simplemente plantando árboles”
Estos son desafíos complejos que requieren tener en consideración tanto las causas (por ejemplo, qué está aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero o GEI) como las soluciones específicas al contexto para cada uno de ellos. La regeneración natural, así como una gestión agrícola y ganadera eficiente, también deben considerarse como métodos para abordar los objetivos ambientales. Apoyar iniciativas lideradas por las comunidades, valorar sus productos y servicios, y reconocer sus esfuerzos mediante apoyo institucional, técnico y financiero son medidas más efectivas que una plantación de árboles con un solo propósito.
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